Wabi Sabi, el arte de lo imperfecto
- El Wabi Sabi es un concepto originario de Japón que no tiene traducción o definición exacta.
- Es concebido como una filosofía tanto espiritual como estética que persigue el arte de la imperfección, la simplicidad, lo incompleto y la impermanencia en el mundo.
- En su concepto espiritual, es la adaptación de una filosofía de vida donde prima vivir el presente y encontrar la armonía en las pequeñas cosas y en la naturaleza que nos rodea.
- En su concepto estético esta filosofía venera la autenticidad natural de las cosas por encima de todo. Abraza los elementos naturales y se inspira y lucra de ellos.
- El Kintsugi, una práctica decorativa complementaria al Wabi Sabi.

Escritora colaboradora en LUXONOMY™ Group. Master técnico en Dirección, Comunicación…
El Wabi Sabi es un concepto originario de Japón que no tiene traducción o definición exacta, una palabra con una connotación algo ambigua y complicada de definir, incluso en su país de origen. Wabi está relacionado con la paz, la armonía y el equilibrio de vivir en la naturaleza, lejos de la sociedad, y Sabi se podría traducir como la belleza en el paso del tiempo, la evolución, el envejecimiento y degradación de las cosas. En sí, el Wabi Sabi es concebido como una filosofía tanto espiritual como estética que persigue el arte de la imperfección, la simplicidad, lo incompleto y la impermanencia en el mundo.
El concepto espiritual del Wabi Sabi es la adaptación de una filosofía de vida donde prima vivir el presente y encontrar la armonía en las pequeñas cosas y en la naturaleza que nos rodea. Conformarse con poco y conseguir liberarse de sentimientos negativos como la ira o la codicia con el fin de conseguir el equilibrio y la paz. Busca la aceptación del ciclo vital y todo lo que conlleva el paso del tiempo en las personas, en su cuerpo, en el rostro, en la personalidad. Asume la fugacidad de la juventud y la transitoriedad de nuestro ser en el mundo y comprende la simplicidad, las peculiaridades y las imperfecciones de las cosas y personas para aceptarlas en vez de intentar modificar su naturaleza.
En su concepto estético, esta filosofía venera la autenticidad natural por encima de todo. Acepta el ciclo vital de las cosas con las imperfecciones, defectos y cicatrices que conlleva el paso del tiempo y que demuestra la fragilidad y belleza natural de las materias. Esta particular forma de concebir la belleza deja a un lado lo superfluo, lo recargado, lo simétrico y los materiales tratados para aceptar lo inacabado, la sencillez, lo natural y las proporciones imperfectas. La estética Wabi Sabi abraza los elementos naturales y se inspira y lucra de ellos. Son clave los materiales que encontramos en el medio natural como la piedra, la madera, el mimbre, el mármol y las texturas como el algodón o el lino. También son utilizados los tonos propios de la naturaleza como los colores café, ocres, verdes, azules, crudos, etc. En general, será válido todo aquello que nos recuerda a la naturaleza y que es capaz de aportar esa simplicidad rústica y esa atmósfera armoniosa, sencilla e íntima que nos embriaga de calidez y belleza en un entorno simple, nada ostentoso, recargado o lujoso. Una estética minimalista que también reivindica la sencillez, donde menos es más.
Además, esta estética no busca lo nuevo sino que valora los objetos antiguos, consumidos o inacabados proporcionándoles una segunda vida. Maderas desgastadas, objetos oxidados, elementos decolorados, artículos en los que se comprueba la vida, que demuestran que nada está exento del paso del tiempo y su decadencia, ni siquiera lo inerte.

Como ejemplo estético de Wabi Sabi queremos hablar sobre una práctica decorativa complementaria, el Kintsugi. Esta técnica abraza la filosofía del Wabi Sabi alejándose de la perfección, aceptando lo simple y destacando lo incompleto o defectuoso. El Kintsugi consiste en la reparación de piezas de cerámica fracturadas o rotas a partir de una resina o barniz mezclada con polvo de oro, plata o platino. Una manera elegante de dar una segunda vida a un objeto frágil que, después de roto, recupera su utilidad y consigue un aspecto más fuerte y bello gracias al enriquecimiento que le otorga el ser arreglado a partir de unos materiales considerados muy valiosos. Esta técnica se ha hecho muy famosa en el mundo de la decoración por su connotación de mejora y refuerzo, donde lo roto, después de recompuesto, supera a la pieza original y donde se comprueba de nuevo que nada es perfecto, que las cosas son frágiles y que nada dura para toda la vida.
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Escritora colaboradora en LUXONOMY™ Group. Master técnico en Dirección, Comunicación y Marketing de Moda (Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Sevilla). Graduada en Turismo por la Universidad de Cádiz.