Opinión

Por Coral Cenizo. El 11 de enero de 2023, el mundo amanecía con una canción en la punta de la lengua. “BZRP Music Session #53”, la colaboración entre Shakira y el productor argentino Bizarrap, se convirtió en un fenómeno global. Pero más allá de los millones de visualizaciones o del catártico ajuste de cuentas tras una sonada ruptura sentimental, algo mucho más profundo estaba ocurriendo: cuatro marcas—Casio, Twingo, Rolex y Ferrari—acababan de entrar, sin previo aviso, en un nuevo universo simbólico. Y los consumidores ya no las verían del mismo modo.
Bajo el título “Music as a shaping agent of brand meaning: the case of BZRP Music Session #53”, una reciente investigación publicada en el Journal of Product & Brand Management, se propuso ir más allá del impacto mediático. ¿Puede una canción popular transformar la percepción que tenemos de una marca? ¿Qué sucede cuando el lujo y el consumo cotidiano se convierten en versos?