Louis Vuitton Mujer Primavera-Verano 2026: un viaje íntimo y personal

Presentada en los antiguos apartamentos de verano de Ana de Austria en el Museo del Louvre, la nueva colección de Nicolas Ghesquière para Louis Vuitton celebra el art de vivre.

El conjunto de Marie-Anne Derville es una inmersión en el gusto francés desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

Las siluetas se presentaron en lo que una vez fueron los aposentos de la reina de Francia y madre de Luis XIV, acompañadas por una banda sonora de Cate Blanchett leyendo la letra de This Must Be the Place de David Byrne de Talking Heads y música compuesta por Tanguy Destable. Las palabras y la música reflejaron una subversión inventiva de un vestuario “de interior”. El look de apertura marcó la pauta con una transparencia sutil, una pieza a medio camino entre un vestido y una bata que revela el yo interior. Los detalles de lencería, las pantuflas y las batas se reinventan y readaptan para trascender sus roles tradicionales. Los tonos suaves, desde el gris ahumado hasta el azul cielo, evocan una sensación de calma. Las elegantes curvas se enfatizan con neoturbantes o faldas de burbujas. Los volantes se arremolinan y los flecos ondean con cada movimiento.  

La feminidad se rediseña a través de cuellos oversize y bordados florales, celebrando una libertad sartorial sin límites y cierta liberación estilística. Mangas con efecto nube y tejidos esculpidos contrastan con cortes más estructurados. Ya sea camisa blanca o camisón, para el ámbito público o privado, la intimidad de la colección se guía por uno de los principios cardinales de la Casa: llevar la propia forma de ser adondequiera que vayamos. Un recordatorio de que el máximo lujo es vestirse para uno mismo y revelar la verdadera personalidad.