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El lujo frena su ritmo y entra en una nueva era. Hacia dónde se dirige la industria en 2026

El lujo frena su ritmo y entra en una nueva era. Hacia dónde se dirige la industria en 2026

El sector del lujo ha cerrado 2025 con una conclusión cada vez más evidente: no atraviesa un colapso, sino una desaceleración controlada que redefine las reglas del juego. Tras años de crecimiento acelerado —impulsado por la recuperación post-pandemia, la entrada de nuevos consumidores y una política agresiva de aumentos de precios— la industria se encuentra ahora en un punto de transición que marcará el rumbo de toda la próxima década.

Un frenazo esperado, pero no devastador

El informe de Bain & Company junto a Altagamma sitúa el mercado global de bienes personales de lujo en una caída estimada del 2 % al 5 % en 2025, cerrando en torno a 358.000–364.000 millones de euros. La cifra no genera alarma entre los analistas: en moneda constante el mercado podría incluso mantenerse estable, lo que confirma que el frenazo es parte de un ajuste natural después de la hiperexpansión reciente.

Para muchas firmas, el verdadero reto no ha sido el descenso de ventas, sino la fatiga del consumidor tras años de incrementos de precios poco sostenibles. El cliente aspiracional, motor clave entre 2010 y 2022, muestra ahora una actitud más selectiva y menos impulsiva, especialmente en Europa y Estados Unidos. En paralelo, sectores como la relojería y la joyería preservan un desempeño más estable, mientras el cuero, la moda y ciertos accesorios sufren más la contracción.

Un consumidor que ya no compra por comprar

Las tendencias de comportamiento observadas en 2025 están transformando el modelo tradicional del mercado del lujo. Entre los cambios más destacados:

1. De la acumulación al valor emocional

El comprador exige piezas con historia, artesanía visible y un discurso creativo más valioso que el simple logotipo. Las casas que dependen en exceso del brand equity y menos del producto real sienten ya esa presión.

2. El ascenso de las experiencias ultrapersonalizadas

Viajes, gastronomía de autor, bienestar y arte contemporáneo crecen a doble dígito frente al estancamiento de algunas categorías de producto. La experiencia se consolida como la nueva frontera para retener a la audiencia de alto poder adquisitivo.

3. La exigencia de autenticidad

El consumidor global, especialmente en mercados maduros, es más difícil de convencer. Pide transparencia, narrativa coherente y creatividad con propósito. Las marcas que no actualicen este relato corren el riesgo de desconexión.

Impacto regional: luces y sombras

La desaceleración no afecta a todos los territorios por igual.

China: entre la moderación y la madurez

Aunque sigue siendo uno de los motores del sector, 2025 evidencia un consumidor chino más prudente y menos motivado por el consumo ostentoso. La recuperación turística, sin embargo, abre una vía de compensación.

Europa: presión por precios y sensibilidad económica

El cliente europeo percibe con claridad los incrementos tarifarios acumulados desde 2021. El turismo continúa sosteniendo las ventas, pero no compensa por completo la pérdida de tracción local.

Estados Unidos: polarización creciente

Los compradores de muy alto gasto se mantienen firmes; el cliente medio—especialmente el aspiracional—se retrae. La financiación del consumo pierde fuerza y cambia la ecuación comercial.

Golfo y Asia emergente: impulso sostenido

Arabia Saudí, Emiratos, India e Indonesia siguen posicionándose como polos de crecimiento. Las marcas aumentan su presencia física y sus inversiones estratégicas.

2025 también marca el fin de la era de las subidas de precio

Una de las conclusiones más repetidas por analistas es que el ciclo de incrementos sistemáticos de precios toca techo. De Chanel a Hermès, pasando por relojería y joyería, las subidas continuas han tensionado la relación emocional con el consumidor.

2025 deja claro que:

  • Las subidas ya no se traducen en mayor deseo

  • El público detecta la falta de correspondencia entre precio y propuesta creativa

  • Algunas categorías —marroquinería, calzado, prêt-à-porter— han sufrido un desgaste evidente

Las marcas deberán recuperar la confianza perdida a través de creatividad real, productos con mayor profundidad artística y una relación más equilibrada entre valor y precio.

Un 2026 con posibilidad de reinicio

Lejos de proyectar pesimismo, los informes apuntan a una tendencia que podría revertirse. Bain prevé un crecimiento del 3 % al 5 % en 2026, siempre que la industria ajuste sus estrategias a la nueva sensibilidad global.

Los motores para ese repunte serán:

1. Un consumidor premium real —no aspiracional— como base

Las firmas deberán reforzar la conexión con quien realmente sostiene el negocio: clientes recurrentes, de alto gasto y con una afinidad emocional duradera.

2. Innovación creativa veraz

El mercado pide colecciones menos reactivas y más construidas desde un lenguaje propio. Las direcciones creativas están bajo examen.

3. Diversificación de canales

El retail físico sigue siendo crucial, pero 2025 ha demostrado la importancia de:

  • venta privada

  • experiencias curatoriales

  • eventos inmersivos

  • e-commerce especializado en lujo

4. Expansión en mercados con crecimiento estructural

India, Arabia Saudí, Indonesia, Vietnam y México se sitúan entre las geografías de mayor futuro.

La nueva pregunta del sector: ¿qué representa el lujo en 2030?

Si 2025 deja una lección clara es esta: el lujo entra en un punto de redefinición profunda. Ya no basta con exclusividad y herencia. El cliente global busca identidad, cultura, propósito y una experiencia memorable.

En este contexto, la próxima década estará marcada por:

  • piezas más artesanales y menos “logocéntricas”

  • valor cultural tangible

  • sostenibilidad estratégica integrada en toda la cadena

  • colaboraciones con artistas, diseñadores y creativos multidisciplinares

  • digitalización evolutiva con IA, realidad aumentada y personalización avanzada

  • un lujo más íntimo y menos masificado

Un sector que se reinventa, no que retrocede

2025 no será recordado como un año negativo para el lujo, sino como el momento en que la industria decidió frenar para reorganizar su camino. No hay señales de crisis estructural, sino de un nuevo ciclo más maduro, basado en valor real, consumidores fieles y una visión menos especulativa del crecimiento.

En 2026 comenzará a observarse qué marcas han entendido la transición y cuáles siguen aferradas a una estrategia que ya no conecta con el mundo contemporáneo.

LUXONOMY seguirá monitorizando esta evolución con análisis exclusivos y cobertura global.


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